En ocasiones, las personas no consideramos la caries dental como una enfermedad bucal lo suficientemente severa. Sin embargo, es un proceso patológico localizado que provoca la destrucción progresiva de nuestros dientes en cualquier edad, pudiendo llegar a la pérdida de los mismos. La caries dental es una de las enfermedades más frecuentes en la especie humana, producida por múltiples factores de riesgo. Tratar y prevenir la enfermedad contribuye a mantener una sonrisa sana y perfecta.
¿Cómo se manifiesta?
De forma inicial, la caries dental se manifiesta como un cambio de color progresivo en el esmalte. A medida que la lesión avanza, se acentúa el dolor si las bacterias afectan el nervio y aparece pérdida del esmalte dental y la necrosis pulpar. Si la infección no es tratada, puede evolucionar hasta los tejidos blandos que rodean el diente, apareciendo un flemón. En los casos más severos, el esmalte llega a romperse haciendo la caries dental de lo más visible.
¿Cómo podemos prevenir la caries dental?
La prevención de la caries dental es tanto responsabilidad del individuo como de su dentista. En primer lugar, la educación sanitaria es el pilar más importante. Ser consciente de los hábitos de higiene rutinaria, así como conocer los riesgos y complicaciones que la caries puede provocar en nuestra salud dental, es determinante para mantener una boca sana. En el ámbito práctico, utilizar métodos mecánicos o químicos nos ayuda a mantener el control y a eliminar la placa bacteriana acumulada en los dientes. El cepillado dental es el hábito más esencial. Es recomendable realizar el procedimiento tras cada ingesta, o al menos dos veces al día. Para conseguir una mejor limpieza, es aconsejable utilizar hilo o seda dental como complemento del cepillado y así hacer desaparecer los restos que éste no ha podido eliminar. El uso de flúor dental de forma moderada previene también la aparición de caries.
Otras recomendaciones
Pero la ejecución correcta de los hábitos de higiene dental no es la única vía de prevención de la caries. El tipo de dieta influye de forma considerable a la aparición de la infección, por lo que es importante mantener una buena alimentación. Evitar el exceso de hidratos de carbono (azúcares) y potenciar alimentos con vitaminas y minerales (sobre todo con calcio), conforma la dieta perfecta para mantener una boca sana. Es recomendable no picar entre horas, puesto que los restos de alimentos se acumulan en los dientes hasta el siguiente cepillado.